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Y arrojando las piezas de plata en el templo, partióse; y fué, y se ahorcó.

Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre.

Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los extranjeros.

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